Una no escoge

Una no escoge el país donde nace; pero ama el país donde ha nacido.

Una no escoge el tiempo para venir al mundo; pero debe dejar huella de su tiempo.

Nadie puede evadir su responsabilidad.

Nadie puede taparse los ojos, los oidos, enmudecer y cortarse las manos.

Todos tenemos un deber de amor que cumplir, una historia que nacer, una meta que alcanzar.

No escogimos el momento para venir al mundo: Ahora podemos hacer el mundo en que nacerá y crecerá la semilla que trajimos con nosotras.















martes, 1 de junio de 2010

Mariquita Sanchez de Thompson: Más que una dama y un himno

Las mujeres fuimos en múltiples ocasiones de la historia humana, las ideadoras de revoluciones para reivindicar los derechos. Génesis de la lucha por causas justas, en defensa de la patria, de los derechos propios, de las pares, de los más débiles, de nuestros hijos y hijas, de nuestros hombres.

Hoy sacaremos el velo de la historia oficial a María de los Santos Sánchez de Velasco y Trillo, conocida como Mariquita Sanchez de Thompson (1786-1868).
Las efemérides de nuestra infancia nos pintaron una mujer bien de época, distinguida, excelente anfitriona, patriótica, bella. La realidad es bastante distinta.

María de los Santos, una niña de la alta sociedad porteña, hija única de padres acaudalados, saldrá del molde femenino del siglo XIX y dejará sentado en la historia algo que los movimientos feministas decimos hoy: lo privado, es público.
¿Cómo? haciendo de sus sentimientos, un debate público.

Hacia 1803 Mariquita Sánchez tenía 14 años, y decidió cuestionar las rígidas costumbres de su época en torno al matrimonio. No aceptó casarse con el hombre elegido por sus padres, el español Diego del Arco. Amaba a su primo, Martín Thompson y ante la intransigencia de sus padres, ella y Martín decidieron llevar el enfrentamiento a la esfera pública. Presentaron un juicio de disenso ante las autoridades virreinales y, finalmente fue el virrey Sobremonte el que dirimió el conflicto, fallando en favor de los enamorados.

El hecho conmovió los cimientos de la tradicional familia porteña. Las madres y padres no escatimaban temores sobre en qué terminaría la sociedad si las jóvenes comenzaban a rebelarse en estos términos.

La historiadora María Sáenz Quesada considera que Mariquita fue expresión de una nueva sensibilidad social: "... en esta lucha de carácter personal los novios no estuvieron solos. En efecto, la cuestión del casamiento con el elegido del corazón era uno de los grandes temas de la vida privada que debatía la sociedad finisecular. Si en Francia acababan de abolirse los privilegios que venían del Medioevo, si el espíritu del siglo tendía a acabar con las herencias gravosas, si los pensadores, literatos y poetas elogiaban el individualismo y la religión del corazón por encima de las frías normas, ¿podrían escapar los súbditos americanos de la Corona española al influjo de tales cuestiones?"

La firmeza de Mariquita al sostener contra viento y marea sus derechos, de los 14 a los 17 años, da cuenta además de una decisión que era fruto de su notable fortaleza, el punto de partida de una nueva sensibilidad social ante el matrimonio: la revalorización del amor de la pareja por encima de los intereses del grupo de familia.

"Aunque no fue el único juicio de disenso de esa década, pues hubo algunos otros de importancia en que los hijos pusieron pleito a sus padres, el de Mariquita y Martín tuvo una repercusión especial. [...] Ella y su novio se habían convertido, sin buscarlo, en pioneros de esta nueva sensibilidad."

Ya anciana, escribió a su hija: “mujer que tiene pasiones tiene mérito y, sea en la clase que sea, tiene corazón y es lo que aprecio”.

Fuentes: Sáenz Quesada, M., Mariquita Sánchez. Vida política y sentimental, Buenos Aires, Sudamericana, 1995. y “Recuerdos del Buenos Aires virreinal", El amor en lucha contra la conveniencia: surgimiento de una nueva sensibilidad

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